Empieza el día desayunando. Esto le dará a tu cerebro y a tu cuerpo la energía que tanto necesitan para empezar con las actividades del día y hacer que tu metabolismo funcione. Un metabolismo activo significa quemar más calorías. Al comenzar la mañana, bebe un vaso de agua templada con 1 cucharada sopera de jugo de limón y 1 cucharadita de miel. La vitamina C del limón, la energía de la miel y la hidratación que obtenemos del agua se convierten en una combinación saludable y rejuvenecedora. Se ha comprobado que practicando yoga y meditación, la asimilación y digestión de comestibles mejora y se reduce el deseo de alimentos ricos en calorías. Tenemos frutas y verduras que cubren todos los colores del arcoíris. La elección de los productos, desde el colorado al violeta, asegura un plato bonito repleto de alimentos poco procesados. Además, cada tono de color es un código de la naturaleza sobre los nutrientes que aporta al organismo y que asisten al cuerpo a funcionar correctamente. Los productos a base de harina blanca pueden tener mejor sabor, mas están despojados de la mayor parte de las vitaminas y fibra de manera que pierden valor nutricional para nuestro organismo. También debido a su mayor contenido de fibra, los cereales integrales tardan más tiempo en ser digeridos, lo que los hace más completos. Toda vez que sea posible, consume avena, quinoa, arroz integral, centeno y pan integral. La planificación de las comidas es fundamental. No tomarás buenas resoluciones relacionadas con la comida si tienes apetito. Planea con antelación, incluso ya antes de ir a comprar, lo que cocinarás y lo que comerás. Es una forma de gastar menos tiempo y dinero y de hacer mejores elecciones. Se puede comer de modo saludable y no salirse del presupuesto.

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