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Johnathan Groman

Resumen biográfico

La publicación de El origen de las especies de Darwin, en 1859,19 hizo verosímil la teoría de la evolución entre la mayor parte de los sectores bien informados de la sociedad (por cierto, una minoría si consideramos el total de la población mundial, de entonces a la fecha). No fue sino hasta el presente siglo, en 1930,20 cuando la teoría de la selección natural empezó a ser analizada y puesta a prueba por sí misma, en calidad de una teoría científica autónoma, relacionada, pero distinta, de la teoría de la evolución en general. A pesar de haber sido formulada originalmente como una teoría ecológica,21 fue la genética de poblaciones la que, a partir de entonces, se encargó de sus desarrollo. Con algunas excepciones, como los trabajos pioneros de Fisher y Cole,22 no fue sino hasta los sesenta que el enfoque propiamente evolutivo entró en la ecología, principalmente con los trabajos de Wynne−Edwards, Ehrlich & Raven y Williams, 23 entre muchos otros. Hoy en día, la ecología evolutiva es un campo floreciente que se encarga del estudio de problemas como la evolución de las características de la historia de la vida, la evolución de los sistemas de apareamiento (poligamia, monogamia, promiscuidad, etc.), la evolución de conductas como el altruismo, el combate ritualizado o el fratricidio, la coevolución, etc. nuevamente, la definición de Adnrewartha y Krebs no cubre bien esta rama, campo o enfoque de la ecología. El desarrollo de la ecología en México Según Worster la ecología proviene de una “distintiva tradición anglonorteamericana, nunca totalmente separada de las ideas de la Europa continental, nunca totalmente un consenso, pero sin embargo, un solo diálogo hablado en una lengua común (el inglés)”.24Si bien la anterior afirmación puede ser tan drástica o exclusivista como para que los anglonorteamericanos la aceptemos con facilidad, no quisiera tampoco irme al extremo de buscar las raíces de una supuesta ecología mexicana entre las culturas autóctonas que habitaron el país antes de la conquista española. Y esto porque dichas culturas, sencillamente, pertenecen a una civilización distinta a la nuestra,25 y porque tampoco quisiera llegar al lugar común de idealizarlas o adaptarse concepciones que no les corresponden. El origen de la historia natural en México se puede encontrar según las preferencias, en el Códice Cruz−Badiano (1552), en el que se ilustran y describen, tanto en náhuatl como en latín, numerosas plantas mexicanas, o en la obra (de hecho, igual que como sucedió con el Códice Cruz−Badiano,conocida cuando era ya obsoleta) de Don Francisco Hernández (1517−1587), Protomédico de las indias, islas y tierra del mar océano, quien exploró estas tierras entre 1570−1577, o en la Historia General de las Cosas de las Indias, de Fray Bernardino de Sahún (ca. 1499−1590).26La obra de los naturalistas mexicanos, desde la conquista española, hasta el presente, ha sido muy poco estudiada. Por supuesto sé que hay quienes se han dedicado a conocerla, y que han trabajado en su análisis, pero mi ignorancia me hace imposible darles siquiera, con precisión, el crédito que merecen, así es que no lo haré. De este modo quedará sin mención la obra de naturalistas, o zoólogos y botánicos, como José Antonio Alzate (1737−1799), Alfonso L. Herrera (1869−1942), Maximino Martínez (1964−1988), Enrique Beltrán, Faustino Miranda (1905−1964), por mencionar a sólo la mínima parte de los que, cuando menos, conozco por nombre. A pesar de que, ya desde finales del siglo pasado, algunos botánicos mexicanos habían trabajado sobre la clasificación de los tipos de vegetación de México, por ejemplo José Ramírez e Isaac Ochoterena,27 un trabajo de este tipo, de Miranda y Hernández X., en 1963,28 marca un punto importante en la historia de la ecología en México. Esto no tanto porque dicho trabajo fuese realmente ecológico, sino porque brindó un marco de referencia para la definición de las unidades ambientales generales en las que los futuros ecólogos realizarían sus investigaciones. Señala Sarakhán que las investigaciones llevadas a cabo en la Comisión para el Estudio de la Ecología de las Dioscóreas* (CEED), fundada a finales de los cincuenta y bien activa en los sesenta, es un hito importante en la historia de la ecología en México.29 Si bien hay trabajos genuinamente derivados de los proyectos llevados a cabo por la CEED, por ejemplo uno del propio Sarukhán (que fue a la vez su tesis de licenciatura),30 pienso que la conclusión es exagerada. Simplemente, pocos de los biólogos más destacados que trabajaron en la CEED han seguido en el camino de la ecología, para dedicarse, en dos o tres casos que conozco, básicamente a la taxonomía. Otra razón por la que me parece inadecuado otorgar a la CEED el papel que le asigna Sarukhán, es porque critico esa actitud de considerar como ecológico cualquier “trabajo hecho al aire libre” (para utilizar la expresión de Margalef), como uno de Echenique−Manrique y colaboradores (no perteneciente a la CEED, pero que ilustra muy bien el punto en el que la ecología sólo figura en el título),31 ya que lo anterior lo extiendo a muchos estudios dasonómicos (referentes a los bosques), o sobre otros tipos de vegetación, hechos en México, en los que parece pensarse que la ecología es obtener un montón de datos cuantitativos (áreas basales, coberturas, valores de importancia, índices de dominancia, etc.), sin ningún planteamiento del problema que se pretende resolver (en el peor de los casos), o al menos sin mucha conexión con la información obtenida. Tal parece que se quisiera ir más allá de las simples listas florísticas y descripciones verbales de los botánicos clásicos, e investirse con las “modernas” ropas de la ecología, pero en muchos casos son precisamente las listas florísticas lo más útil de este tipo de trabajo que critico. Según mi punto de vista es desde los setenta (aunque seguramente con algunas excepciones) que los estudios verdaderamente ecológicos empiezan a realizarse en México. Desde la perspectiva de mi propia experiencia, dos de los fundadores de la ecología en México son Arturo Gómez−Pompa (por cierto, director por algún tiempo de la CEDD) y José Sarukhán. Aunque la carrera como ecólogo del primero fue en realidad incipiente, destaca por su originalidad.32 Del segundo, activo considerablemente más tiempo en el trabajo académico, diría que su formación como ecólogo en Gales, Gran Bretaña, fue importante, aunque tal vez no decisiva para que la ecología empezara a desarrollarse en México.

Ecología evolutiva